jueves, 12 de mayo de 2016

Reportaje del Simón Bolívar


“No basta con escuchar el nombre, hay que visitarlo”.


Hecho por: Yhanelly Rodriguez.


Visitar el Barrio Simón Bolívar y no impresionarse  con la realidad del sector es imposible.

Manuel Ubiere, residente de la comunidad desde hace 30 años, es un viejo, pobre, humilde que se dedica a pedir dinero en las calles del barrio y aún así dice “la economía de aquí es buena, a pesar de yo no tener na, pero a mucha gente le va bien”.

El enfoque de este abuelo sencillo es respaldado por Felix Antonio Gomez, comerciante de la zona, quien asegura desde su llegada hasta la actualidad el Simón Bolívar ha avanzado de manera significativa.

Felix Gomez recuerda aquella mañana del día 05 de octubre año 1974 cuando a las 11:00 am llegó a la casa de su tía Juana, quien residía en la calle Trinitaria, para empezar a trabajar en una panadería suya que hoy recibe el nombre de “panadería la Sabrosa”.  Desde su llegada asegura haber tenido fe en un futuro avance, no sólo del sector como tal, sino de las personas a nivel académico.
Panadería la Sabrosa.

 Agradecido por la vida que ha forjado en.el Simón Bolívar Gomez hace mención a la educación como primera forjadora del avance de la comunidad, defendiendo a los habitantes del lugar como personas buenas y trabajadoras. En cuanto a la delincuencia “como en todo sector aquí hay influencia de asaltadores pero declara “Muchas veces, casi siempre vienen de otros sectores a colarse aquí “.

Ni para el pan de cada día. 
A diferencia de Gomez y Ubiere, otros habitantes sienten temor por considerar que hay un incremento de inseguridad ciudadana y una disminución en los ingresos económicos,  afirmando “la delincuencia y la mala economía son las principales problemáticas de este sector”.

Tal es el caso de Rosanna Diaz, ama de casa, quien jocosamente dice “aquí lo que hay es mucho loco, inseguridad. La economía y los negocios están malisimos, no hay trabajo, los jóvenes están atracando a dos manos y de las mujeres ni hablar.  Las mujeres lo que están es chapiando y ya no hallan ni que chapiar”.

Los atracos dia y noche es la comida y la cena los habitantes del Simón Bolívar. Según opina Leonardo Díaz “aquí se atraca a todas horas, desde las 7:00 pm,  el lugar es  temeroso, sobre todo para visitantes. Todos los días cuando me levanto voy al colmado de la esquina sólo para escuchar la famosa pregunta ¿ y anoche, a quién atracaron?”.

Leonardo y Rosanna atribuyen la delincuencia a los políticos “quienes sólo vienen cada cuatro años a buscar voto, pero no traen nada productivo al barrio, lo único bueno ha sido el asfalto a las calles, pero después de ahí más nada”.  Mientras mostraban varios afiches de Elpidio Baez, diputado del lugar por el Partido de la Liberación Dominicana  (PLD), dicen “ese político sólo trae afiches y el pueblo muriendo de hambre, el camión de la basura pasa todos los días, pero la basura que recoge son los afiches porque basura de comida muy pocas veces aparece”.

Los pocos empleos que hay en el lugar no alcanzan para conseguir “ni el pan de cada día “ , según opina Leonaldo, padre de familia, quien se dedica a “chiripiar”, trabajando lo que encuentre en la calle.

Un vertedero de alimentos.
Lo que aparentemente es un avance desde hace más de 35 años, para el barrio, es una pérdida de dinero y de productos, según enfatiza Anibal Mendez.
El mercado, localizado entre las calles San Martín de Porres y la Albert Thomas, a pesar de formar parte del avance en la comunidad, los vendedores se quejan por lo mal que está la situación económica.

Anibal alega ser padre de familia, vendedor de frutas, con lo que busca “el moro” de sus hijos, pero muchas veces pierde la mercancía y la ganancia. Atribuye esto a los precios y al bajo ingreso de los consumidores.
Pocas personas asisten al mercado.

El problema no está en que tan avanzada o peligrosa esté la delincuencia, sino en que tan mal están los ingresos económicos y las fuentes de empleos del lugar, pues los mercaderes se muestran en descontento, principalmente Anibal al considerar el mercado como “un vertedero de alimentos”.

Este mercado , creado en el mandato de Roberto, según Rosanna Mendez, a pesar de tener sus contras tiene un valor imprescindible para los habitantes del lugar, pues los días que tiene dinero asiste a comprar el alimento de sus hijos ahí debido a la comodidad de los productos. El horario en que laboran es de 6:00 am a 5:00 pm y casi siempre está allí el señor Manuel Ubiere pidiendo dinero a todo el que le pase por el lado.
Mercado del Simón Bolívar el 07 de mayo 2016.

Poniendo puntos claros.
La desconfianza y la incredulidad abundan en los habitantes.  La gente cuando ve llegar una persona nueva al barrio sacan sus propias conclusiones.  “pensaban que se les estaba preguntando acerca del barrio por asuntos de política o policiales, ven a cualquier profesional o persona de investigación como chivatos”, decía el joven, guía, quien solo se presentó con su “nombre de pila” “el Gato”.
El temor a ser conocidos sólo por lo malo se ve a simple vista. El miedo a ser fotografiado hace revivir la agresividad que lleva por dentro algunos de los habitantes, tal es el caso de Julian Dolores, vendedor de habichuelas, quien al ver que podía salir en una foto se defendía con agresividad, al tiempo que decía “¿y hasta fotos quieren… llevense el recordatorio también, le dan información y quieren más? “.

A pesar de haberles aclarado a todos el fin de la investigación mantenían un sentimiento de duda.  “No quiero salir en fotos, no me hagan ninguna pregunta”, decía desesperada la señora Argentina, comerciante del mercado.

Jóvenes como: “El Gato”, Leonardo y el señor Roberto Miguel estaban dispuestos a ofrecer informaciones siempre y cuando no les tomarán fotografías. “Hay que ser claro y poner las cosas claras, nosotros les podemos decir todo lo necesario, pero no nos tomen fotos”, con voz de autoridad exigía el señor Roberto, quien alega residir en el sector desde el año 1965 y conocer todos los movimientos del barrio.

Una vez más se hace énfasis en la situación delincuencial del lugar, pero esta vez el otro joven, solo conocido como Lobo decidió ofrecer sus ayudas para investigar todo correspondiente al Simón Bolívar.  Describe su barrio como un lugar lleno de gente buena, con mucho que dar y que buscar, lleno de jóvenes valientes, muchos de los cuales han decidido superarse y lo han logrado. Define a los políticos de la zona Cómo burócratas, al considerarlos “derrochadores de sueños ajenos” porque se imponen en el desarrollo de los demás.

“Los políticos aquí son burócratas,  no te dan chance para superarte con tus propias ideas, la burocracia se impone. Si la idea no sale de un político dicen que tú proyecto no va pa ningún lado”, resaltaba el lobo mientras caminaba la calle José Nuñez de Caceres. Sin embargo, mientras se refería a la fundación Simón Bolívar le dio el mérito a Elpidio Baez, diputado del sector y encargado del lugar, por considerar “ha realizado aportes significativos en cuanto al deporte y a la salud en lo humano”.

¿ Y entonces, qué es lo que falta?
A nivel de educación el barrio ha evolucionado. Felix Gomez atribuye ese avance a la escuela Simón Bolívar, reconocida oficialmente en el año 1966, siendo su primer director el profesor José Miguel Bencome, según informaciones ofrecidas por la orientadora de la escuela, María Cruz Sanchez.

El Gato ve el principal avance en la escuela Juan Bautista de la Salle, fundada en el 1964 por los hermanos Francisco Malvido.

Parte interior, escuela la Salle.
Otro centro educativo que según Gomez ha hecho aportes significativos en la educación es el politecnico Nuestra Señora del Carmen, el cual bajo su lema “estudio, trabajo, fe y libertad” ofrece el pan de la enseñanza a los adolescentes del sector.
Parte del Politécnico.

En la comunidad hay varios colegios que también han aportado su granito de arena a la educación.  Entre ellos: la escuela Parroquial Perpetuo Socorro y el Colegio de los Hermanos Corporan.

Lo que para otros sectores ha sido una pesadilla los habitantes del Simón Bolívar anhelan tenerlo.
A pesar de contar con escuelas, politecnico y colegios, el Lobo, Leonardo y Felix aseguran “la comunidad no está conforme”  al considerar que les hace falta la tanda extendida.

Otro punto importante.
Es increíble en un barrio como este saber que no existe una dicoteca donde sus habitantes divertirse.

El Gato describe como principales diversión: la bebida en las “barras, bares o colmados”, el juego de tablero y de dominó. Sin embargo, Leonardo lo contradice al afirmar “si no hay dinero para comer, para beber mucho menos”.

Otro tipo de juegos es el de gallos y el de cartas.
En las calles del barrio se ven lugares, casas o instituciones que luchan por el desarrollo y la salud de la comunidad, tal es el caso del dispensario médico Don Esmeraldo Diaz, también está la repostería detrás del centro de salud.

Los habitantes de ese sector cuentan, también con “Casa Abierta”, un espacio de juego para que los niños y las niñas “aprendan jugando”. En este hogar Angela Mena, la joven encargada específica sólo trabajan en dos horarios “matutino y vespertino”.  En sus inicios casa abierta inició por una recolección internacional pero, ahora es local.

Parte interior de Casa Abierta.

El hacer mención a que cada calle del sector tiene un nombre histórico fue otro punto importante resaltado por el Lobo justo en el momento en que se sentía el alboroto del pueblo como consecuencia de un estendido eléctrico que se había caído. Solo se escuchaba la voz de la señora María diciendo “devuelvanse, que un potencial en el suelo está tirando candela”. El alboroto ocurrió en la calle La Altagracia del barrio.

En honor a él.
De acuerdo a una historia ofrecida por El Lobo, el barrio empezó a poblarse a finales del 1950 por personas campesinas, cuando las calles eran de caliche y parte de sus terrenos eran sembrados de caña. Desde ese entonces el sector ha ido avanzando hasta convertirse en lo que es hoy.

Roberto Miguel asegura recordar que en sus principios este barrio a pesar de existir no estaba reconocido, siendo alrededor de 1955 cuando se empieza a hablar de un nuevo sector  en la capital.
En el mismo escrito del Lobo, afirma “la mayoría de sus habitantes profesan la religión católica siendo su principal templo la Iglesia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro”.

Este sector ubicado en la zona norte de la capital, (y cuyos límites son: al Norte el Río Isabela, al sur la calle Nicolás de Ovando,  al Este la calle Jalisco y las cañitas y al oeste la calle Puerto Plata), en un principio se llamó Aljibe porque según el Lobo y Leonardo había varios aljibes que se usaban para extraer agua de consumo humano.

En su historia, la orientadora Maria Cruz Sanchez señala “luego de la muerte de Trujillo Aljibe empieza a llamarse Simón Bolívar en honor al libertador y luchador independentista venezolano.


No basta con escuchar el nombre.
El tratar de hablar con el líder comunitario fue imposible porque no se encontraba en el sector , pero Leonardo sugería “es mejor hablar con la gente del barrio, con los que están viviendo la realidad, Elpidio les dirá todo lo que esté a su favor” al instante de recordar a Manuel Ubiere, aquel delgado anciano que a pesar de aparentar tener 90 años asegura no recordar su edad con exactitud.

“Personas como Ubiere deberían estar sentadas en casa o en un centro de atención donde le brinden apoyo y cuidado a los ancianos fundadores de nuestro sector “, refería Leonardo.

“ En el Simón Bolívar al igual que en otros barrios. Se representan problemáticas como son: la falta de energía eléctrica, aguas negras y cañadas que son focos de contaminación. Falta de algunos servicios médicos. Falta de agua. Algunas calles en mal estado, delincuencia juvenil y drogadicción. Pero a pesar de todo esto la mayoría de sus moradores son gente buena. Progresistas, trabajadoras, solidarias y un gran número de profesionales y estudiantes preocupados por la mejoría del sector”, enfatiza la historia ofrecida por el Lobo.

“Creer sólo lo que se escucha no es igual que venir a vivir la experiencia. Este barrio tiene diferentes panoramas, muchos de los cuales están enfocados en la educación. No basta con escuchar el nombre para decir que el lugar es malo, hay que visitarlo”, concluye El Lobo.

Más fotos.
El mercado del Simón Bolívar. 

Escuela la Salle.

Dispensario Don Esmeraldo Diaz.

Calle José Nuñez de Cacérez.

Politécnico Nuestra señora del Carmen.

Gallos. Una de las diversiones del Simón Bolívar. 

Parte exterior de Casa Abierta.

Reportaje en el mes de mayo 2016.